Catalano se oculta detrás de una aparente racionalidad.
Quiere demostrar, a través de sus pensamientos, una complejidad
interna que expresa gracias a la música y algún que otro escrito delirante.
No encontrando la satisfacción completa con las notas y las
letras, decide, después de años, dedicarse a la fotografía.
En 2004 comienza un período en el cual sus imagenes le sirven
para conocer a fondo los mecanismos para dominar los medios
técnicos y adaptarlos a su conciencia creativa.
A mediados del 2005 comienza su fase de expresión artística verdadera,
un período para elegir el camino a seguir,
hasta llegar a descubrir la luz, la señora del arte fotográfico.
Desde entonces, en sus expresiones artísticas esconde, de manera
totalmente instintiva, pedazos de pensamientos, convicciones
vividas y experiencias, jugando con el contraste eterno entre el
aspecto y la sustancia, entre el contenido y lo que no existe,
esa inexistencia que persigue ansiosamente.